sábado, 11 de junio de 2011

Decir lo que pensamos, da miedo.


La mayoría de las cosas que decimos jamás se asemejan a lo que pensamos. Y todos dicen que ocultan su verdad para no herir al otro, porqué no da decirlo, pero yo, sé la verdadera razón. Miedo. ¿Miedo a qué? A que al otro le joda lo que pensamos. ¿O me vas a decir que cada vez que preguntaron un, "Qué tal estoy" , no tuviste ganas de decirle que un bagre parecía, y te callaste?. Decir lo que pensamos, da miedo. Porque creemos, pensamos que al otro no le gustaría nuestro pensar, porque no queremos herir con nuestra verdad, porque al otro le jode la sinceridad, pero al final, el que termina con la cabeza jodida sos vos. Porque tarde o temprano tanta verdad dentro se acumula, tanto pensamiento, y termina por jodernos la cabeza. Y así, cuándo nos hacemos más grandes, pensamos, mucho y demasiado, antes de hablar. Jamás de los jamases, termina saliendo la verdad de nuestra boca. ¿Es una forma recíproca de ser un mentiroso con estilo, o una consecuencia de una autoestima que jamás tuvo la capacidad de ser más alta? No es más que una consecuencia producto del miedo. Si tan sólo lo que pensamos no estuviera divorciado de lo que decimos... Las cosas serían muy distintas. Nos sentiríamos más libres, haríamos lo que sentiríamos, diríamos lo que realmente querríamos decir, sin dar vueltas. Si tan sólo nuestras palabras se asociaran a nuestro pensamiento, todo, absolutamente todo, estaría mucho mejor.