domingo, 9 de febrero de 2014

De lo material a lo emocional-

Soy un ser sensible por naturaleza, los que me conocen lo saben. Me caracterizo por mostrarme tal cual, por dejarme llevar por lo que siento y por decir todo lo que tengo adentro. Me la juego más por el corazón que por la cabeza. Me juego más por lo que siento que por lo que tengo. Es así que siempre lo material me resbaló al suelo. Tener algo nunca me hizo ser más ni menos. Prefiero aferrarme a seres vivientes y con sentimientos, a que a cosas inertes.
Cuando me aferro quiero mucho, y me pego, me junto, me uno, me APEGO. Y eso es demasiado complejo. Pero no está mal. Lo malo viene cuando a eso a lo que me apego deja de estar. Lo dejo de ver. Deja de existir.
Hoy ya no estás. Hace tiempo que no estás, pero te recuerdo siempre. Por vos reí y lloré. Por vos tantas cosas... Hace tanto tiempo que no estás que ya dije que me dolía ir olvidando. Olvidé olores, olvidé gestos, olvidé tu sonrisa. Ya no me quedan tantos recuerdos que recordar, ni cosas que contar. Y eso me duele más que recordarte. Me quedan pocas cosas a que aferrarme para sentirte conmigo. Y sin darme cuenta recurrí a algo que para muchos no significa nada, pero que para mi valía un montón. Me gustaba tener algo tuyo conmigo. Era como que estabas vos en su lugar. Me uní. Lo quise tanto, lo hice tanto parte de mi vida que el perderlo hoy me partió el alma. Fue como perderte a vos de nuevo. No cuidarte. Y se me fue otra parte y me dolió tanto... Hoy te perdí, y recordé que ya te había perdido. Eso me dolió más.